viernes, 27 de abril de 2012

Retiro agradecido

     El martes pasado los estudiantes de esta comunidad tuvimos un tiempo reposado de retiro. La invitación fue simple y honda:
descubrir la vida rebosante que nos llega del Dios resucitado,
para agradecer que hay siempre una silla al lado de la nuestra,
aunque la veamos vacía y no acertemos a vivir en su presencia;
para asombrarnos de que, con Él,
el café de cada día se vuelve extraordinario;
para entrar en la luz maravillosa
que restaura el color de nuestra vieja madera...

Gracias, Padre bueno,
porque eres como un sauce en primavera:
el peso del amor dobla tus ramas
y te vuelcas entero hacia nosotros
hasta tocar revercido nuestra tierra...





Esta mañana
enderezo mi espalda,
abro mi rostro,
respiro la aurora,
escojo la vida.

Esta mañana
acojo mis golpes,
acallo mis límites,
disuelvo mis miedos,
escojo la vida.

Esta mañana
miro a los ojos,
abrazo una espalda,
doy mi palabra,
escojo la vida.

Esta mañana
remanso la paz,
alimento el futuro,
comparto alegría,
escojo la vida.

Esta mañana
te busco en la muerte,
te alzo del fango,
te cargo tan frágil,
escojo la vida.

Esta mañana
te escucho en silencio,
te dejo llenarme,
te sigo de cerca,
escojo la vida.

[Benjamín González Buelta]


¿Cómo podremos agradecerte
si somos incapaces de saber
todo lo que hemos recibido?

¿Por qué me escogiste para existir
entre posibles seres infinitos?

¿Quién podrá catalogar ahora
lo que Tú nos das en un segundo?

¿De quién fueron las manos y el cansancio
que asfaltaron la calle en que camino?

¿Cuántas veces en lo oscuro detuviste
nuestra vida al borde del abismo?

¿Cómo la vida eterna dentro de mí
ya impregna de infinito mis instantes?

¿Si todos somos don unos para otros,
bastará que entone yo solo mi canto?

¿Sólo Jesús resucitado podrá darte gracias
y nosotros unirnos a su canto de alabanza?

[Benjamín González Buelta] 


No hay comentarios:

Publicar un comentario